Arrinconado

El tipo se vino encima, excitado como elefante con ganas de culear. Se me antojó difícil esquivarlo. Entonces esperé.
—Tenés que elegir —me dijo.
—¿Elegir qué?
—Elegir, si estás adentro o afuera.
Lo pensé un momento. Si me iban a echar de mi comodidad buscaría la mejor salida; rompiéndole la cara al tío ese. Fue lo primero que se me ocurrió. Después, llegó la idea de la traición, pero la deseché: no me atraía entregarme a otros. ¿Qué clase de arrepentido sería?
—Flaco, decidíte de una vez —me apuró.
—Ya me decidí, brother. Vamos.
Salí por la puerta con mi porte de sindicalista mal parido. Me creía el héroe del proletariado y, estoy seguro, muchos de esos giles me aplaudieron en el baño, ideando planes revolucionarios. A la semana ya nadie me recordaba ni pensaba en rebelarse.
Cuando la apuesta sube y sólo queda un par de aces en la mano, todos los putos se van al mazo.

Comentarios

Los que se cartean.
¿Que papel juegan?

abrazo de gol
¿No responde a estímulos?
¿No responde comments?
¿Si llamo a SkipPhone, me responde?

juan gris

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