13-11-2008

Al principio el día estuvo fresco y alimentó alguna esperanza, pero el calor y la pesadez me obligaron a cortar el trabajo. Sin embargo las ganas de escribir son más fuertes que este sutil hundimiento, quizá el impulso que me permite buscar la cura para tanta dejadez. [Acoto: escribir es, en última instancia, sobrevivir al miedo y a la rotura del aire acondicionado.]
Sonrío ante la construcción de una línea o una imagen, como si fueran el máximo logro aspirable en este tiempo de ceniza. [Acoto: Nothomb dice que la belleza es el único sexo, la cuestión suprema, y que cuando la encontramos no hay nada más que decir. Castillo dice que la belleza no tiene nada que ver con lo bonito. Y yo agrego que la belleza también puede ser dolorosa y hasta maligna.]
Con la escritura busco liberarme de mis viejas cargas, diluyendo todo lo que envenena mis palabras y las confunde, haciéndome escribir trabalenguas. Después, algún día, quizá, llegará la exposición frente a los demás, esa verdadera desnudez. Y puede que también llegue la confirmación, en la sincera comprensión de los otros, de que uno escribe tonteras superficiales y aburridas que nada despiertan en quienes las leen.

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