17-11-2008

También yo he sentido la inclinación a obligarme, casi de manera demoníaca, a ser más fuerte de lo que en realidad soy.
Soren Kierkegaard


Claro que me vendí como roble siendo apenas álamo, creyéndome convencido, mientras convencía a otros, de la eterna durabilidad de mi madera cuando sabía que, en realidad, aunque siempre he sido de madera nunca tuve raíces.
[ACOTO: en vez de pensar metáforas tan forras podría tatuarme aforismos en el culo. Capaz que un día de inyección ilumino a un farmaceútico]
Es difícil hablar de nuestras debilidades cuando nos llenamos la boca de seguridades, proyectos y logros. Es difícil porque mostrarnos vulnerables abre puertas hacia lugares que no deben ser vistos, que nos desnudan, que nos dejan indefensos frente a los de afuera. Pero la realidad, cómplice de la naturaleza humana, encuentra la forma de exponernos como realmente somos: sufridos, miedosos, frágiles, inseguros.
[ACOTO: ¿no había sufiente berretada metafísica en esto?]
Hay veces en que creo que en mi falsa fortaleza encuentro las ganas para enfrentar la oscuridad que me enmudece. En otras, pienso que la fortaleza es cierta, pero que la falseo para sentirme más cómodo en mis fracasos. Y me ha pasado, muy pocas veces, tener la certeza de que mi vida es un subibaja donde sólo estoy yo, y que si no me paro en el medio para equilibrarlo, nadie lo hará.
[ACOTO: al fin algo deschotado]

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