08-04-2011

Quien jamás comió su pan con desconsuelo, quien nunca pasó las altas horas de la noche llorando y esperando el día nuevo, a vosotros, poderes celestiales, no os conoce.
Goethe.


Por más que suene a rufián prostibulario, yo a los poderes celestiales los permuto por alegría, felicidad y amor. Al más puro estilo Palito Ortega te diría. Eso sí, jamás diré que tengo el corazón contento, aunque lo tenga, porque ya caería en el mal gusto.

Por alguna razón que desconozco, pasé una bocha de tiempo sin recorrerte, diarito. Como que me hinchó las pelotas trabajar, también, en la literatura. Aunque, para serte franco, me la pasé corrigiendo textos y empezando eso de ficticio tríptico. Así que tampoco es que hice nada.
Simplemente, a riesgo de sonar como un puto trabalenguas, lo que sí hice no te lo hice a vos.
Bah, y tampoco: sólo dejé sin actualizar ésta, tu versión digital. Tu otra versión, la de papel, ya incursionó en un vigésimo séptimo cuardernito.
Así elegí tu nombre, ¿entendés? Por eso, Agenditas...

No te digo yo, si soy un genio.

Todo el tema de la literatura me tiene atado de manos. Por eso de que quizá en breve publico, y que estoy corrigiendo algo que quizá me de plata (en el sentido de un respiro a todos los kilombos que tuve en los últimos años), además de que estoy produciendo textos de forma más o menos constante.
Entonces me refugio en un silencio un poco idiota, o contradictorio, porque si bien escribo como loco, no muestro nada. No sé por qué, tal vez quiera preservarme de algo o de alguien. Quizá no tenga nada importante para decir. Lo cierto es que las construcciones sintácticas tan conservadoras como ésta, me rompen las pelotas. Más me gustaría decir, y escribir, que la velocidad de mis escritos está relacionada con el espesor de mi escroto. Claro, no es una frase así como muy delicada, pero es mía y, hasta cierto punto, verdadera.

El año empezó con todo. Y sigue viajándome bien fuerte.

Asumo que el verso de Goethe que puse al principio grafica algunas, si no todas, las cosas que me han pasado en los últimos tiempos, que podría resumirlas así:

Porque me cagué de hambre tanto tiempo, hoy puedo saborear el puchero como nadie.

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